Dentro de las reuniones de cada semana, existe un encuentro de pacientes o familiares que pareciera que han compartido desde mucho antes, pienso que en pocos grupos se debe dar una fraternidad verdadera.
Cada cual, va encontrando aquella similitud de vida, sentimientos, emociones encontradas y reconociéndose en sentido individual con sus obsesiones o su agresividad, sin duda agruparse da la posibilidad de aceptarse mutuamente, a comprender lo que es la enfermedad y algunos a aceptarla, que es una buena manera de sanar.
Aunque pareciera imposible, se está abierto a las criticas, pareciera entenderse en profundidad que las criticas, no tienen otro propósito, qué ninguno de nosotros, vuelva a recaer.
Un familiar que ha asistido es el más convencido de reconocer lo que es la bipolaridad, que son parte de ella los cambios de conductas, como también la genialidad, que sorprende tanto lo insólito como lo brusco que se presentan los distintos estados, en el caso de su familiar bipolar, no ha sido posible convencerlo de hacerse tratar, es difícil, sin tratamiento, que nos demos cuenta que no estamos en nuestro centro, más aún si en algún aspecto se encuentra el éxito.
Muchos pacientes dicen sentirse muy bien en estados eufóricos, porque se atreven a enfrentar cualquier situación, a crear mucho más que cuando estamos compensados, pero se hace necesario ser considerados, principalmente con la familia para no ir atropellando.
Cuando se comparte, comprendemos que podemos ir detectando cuando se presentan los cambios de estados, ayudándonos en el tiempo, a poner mayor atención cuando aparece algún cambio de carácter o personalidad; aceptar la enfermedad nos permite sentirnos seguros de no querer correr riesgos y un punto a favor es preguntar a los demás, si nos ven con algún síntoma extraño y entonces evitaremos una afección mayor, considerando siempre el control médico.
lunes, 27 de diciembre de 2010
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