Cansado de luchar
Me siento solo al no tenerte... Al darme cuenta que nunca tuve a nadie,
que nunca nadie fue capaz de quererme.
No eres tu, no es una persona,
es la ausencia de algo que deseas.
Nadie fue capaz de contener la respiración al mirarme,
nadie necesitó llamarme, abrazarme, besarme.
Nadie llegó jamás a soñar conmigo.
Nadie fue capaz de amarme.
Extraño aquello que nunca tuve.
Me duelen los sueños que no fueron reales.
Anhelo algo que nunca llegué a sentir.
Me duele ver en otros lo que espero para mi...
Me duele ser consciente que nunca fui el destinatario de esas palabras,
de esas sonrisas, de esos besos de amor.
Me duele pensar que jamás lo seré. Que algo en mi no está bien.
Me duele pues por mas que busco una explicación racional no la encuentro.
El único culpable..... Yo.... Aún sin haber hecho nada.
Aun deseándolo con toda mi alma, el sueño no se cumple...
Nunca se cumplirá.
El vacío lo llena todo una vez mas, Es angustioso.
Llena tu alma sin olvidarse del mas mínimo rencor, te ataca, te vence.
Solo te queda llorar, acurrucado para alejar el dolor,
aguantar el nudo que se forma en tu garganta, y llorar.
Estoy cansado... Cansado de luchar, cansado de sonreír fingiendo que no pasa nada.
Cansado de necesitar buscar deberes que acallen el dolor,
cansado de darme cuenta que esos deberes llegado un momento se terminan,
que cuando la mente se desocupa remite aquello de lo que intento escapar.
Estoy cansado de luchar contra mi mismo.
Cansado de intentar seguir adelante.
Espero con ansia el momento de dormir,
el momento en el que puedo soñar una vez más con aquello que no es real.
Esos escasos segundos en los que las penas desaparecen,
justo antes de la entrada de la noche.
Pero siempre existe un despertar.
Abrir los ojos para darse cuenta que no era real.
Abrir los ojos y ver como el sueño se esfuma entre tus dedos,
desapareciendo con el mínimo rayo de luz que quedaba en ti.
Soy incapaz de dormir pensando en el momento del despertar.
Soy incapaz de soñar despierto,
porque el recordarme que no es real duele más que mil dagas clavadas con saña.
Más que el dolor físico que noche tras noche recorre mi brazo tras el frío metal.
Por alguna razón esas cálidas gotas de sangre no me aterran en si mismas,
como le pasaría a cualquiera... De algún modo el miedo que se esconde tras ellas es más abrumador... me hacen recordar que sigo vivo.... Que el dolor sigue acechándome un día más...
Que nada ha cambiado.
Estoy cansado... Cansado de luchar.
Mi comentario:
Este sentir es es una verdad que vivimos más intensamente lejos de un tratamiento; una vez más, queda demostrado que en los dones de la bipolaridad está la creatividad.
A mi buen amigo de España, le deseo que encuentre en el camino de la psiquiatría, la respuesta a la otra verdad, aquella que nos quita la venda de los ojos, a través de los estabilizadores del ánimo.
Quienes hemos experimentado, la fragilidad, podemos sentirnos identificado con su vulnerabilidad y a la vez reconocer que el buen tratamiento nos aleja del dolor imaginario.
A la distancia mi admiración y respeto.
sábado, 16 de octubre de 2010
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