Cuántas veces damos consejos a otros y no sabemos como llevar nuestra propia carga.
Así lo conversamos en la última de nuestras reuniones, la poesía es una buena manera de traspasar lo que en silencio aflora con mayor claridad, leímos un poema de uno de los asistentes, allí hablaba de todo cuánto es posible soportar con tolerancia, amor al prójimo y fe, pero quien lo escribió mas bien estaba entregando herramientas para otros, él se siente desorientado, abatido y frustrado de no saber cómo sobrellevar la bipolaridad de su esposa.
Duele escuchar más aún a un varón de buenas intenciones, el no saber cómo enfrentar la resistencia de ella al tratamiento. Y damos vueltas en lo mismo, no habrá un nuevo camino, ni tranquilidad, mientras no se acepte la enfermedad y más todavía si no se sigue el tratamiento.
¿Cómo hacer para que se despliegue lo que es simple y necesario?
Compartir con otros pacientes que estén estables es una buena manera de que no nos sintamos extraños, eso ayuda a reconocer en otros el equilibrio logrado, la capacidad de crearnos nuestro propio espacio, el comprobar que podemos ser autosuficientes, solidarios y consecuentes con reconocer que lo que nos ha tocado vivir, no es motivo para sentirnos limitados.
Pero, a la vez, hay quienes piden ayuda a la familia y no son escuchados, no creen que un joven esté encerrado porque está enfermo y a veces sentado en el computador buscando ayuda a distancia para sentirse apoyado, esto lo entiendo como si la familia hoy se ha disgregado, cada cual tiene su mente en lo que le parece y nadie hace un alto en el camino para interesarse en la triste realidad que vive alguien que sólo, no sabe como dar los pasos para salir de sus altibajos.
A mucha distancia mantengo comunicación con un joven quien por todo lo expuesto necesita de médico psiquiatra, pero en el sistema de salud de su país lo derivan al psicólogo, más confusión aún si no estando estable se le hace terapia y peor si el psicólogo desconoce el diagnóstico, lo primero es la evaluación del médico, luego el tratamiento con medicamentos, terapia y ojalá psicoeducación también para la familia para que se informe que es posible vivir en conjunto en mejores condiciones.
Aunque la bipolaridad es reconocida mundialmente, por muchos casos expuestos, aún existe demasiada ignorancia, imposibilitando por esto ser ayudados quienes la padecen.
Y en otro aspecto, muchas familias consideran ésto como un problema que harta y que no están para complicarse con esta situación y sin embargo, a veces, sólo necesitamos que nos pongan atención de corazón, con eso es seguro que vendrá una positiva respuesta de quien está padeciendo muchas veces en silencio.
Dentro de nuestros estados sabemos que no perdemos la conciencia y creo que aferrándonos a ella, también se puede insistir en buscar atención médica, aunque sea en los servicios públicos y conseguir el derecho a ser atendidos y escuchados y con el propio esfuerzo conseguir lo que nos merecemos.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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