Este fin de semana la madre de Francisco llama, busca ayuda, su hijo está fuera de control, viven en un pueblo lejos de la capital.
Llamo al Hospital de ese lugar, no hay Internación...
Ya había ido a urgencia, pasó el efecto del tranquilizante, volvió la crisis, logré hablar con él, me sorprendió lo claro que tenia la causa de su crisis, primero comprensión, contención, hacerle ver que todo puede ser menos peor de lo que él lo ve.
La contención para él y la familia, fue durante el día, si llegasemos a comprender como pacientes lo doloroso que es para quienes nos quieren, vernos fuera de control, más aún, sin saber que hacer. Tal vez, si lo entendiéramos,podríamos desarrollar el sentido de piedad.
En mi experiencia, no contradecirnos es llevarnos a la calma, pero hay circunstancias más desatadas que ninguna recomendación es válida.
Afortunadamente, lograron que fuera su psiquiatra, su comentario graficó perfectamente la situación, Francisco estaba haciendo un óceano de una gota de agua. Le ordenó el tratamiento y se calmó.
A veces, los caprichos nos llevan a la enfermedad, Francisco había terminado con la chica que ama y bastó eso, para refugiarse en la enfermedad, llegando a perjudicarse y hacer sufrir a los demás.
Lo cierto, que entiendo a quienes tienen que padecer por nosotros.
Francisco, volvió a las horas con su novia y a él todo se le pasó.
Ahora me queda hablarle a Francisco, sobre el egoísmo.
lunes, 3 de mayo de 2010
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