Cuando creemos que todo lo que no confesamos es algo indigno, es más fácil enredarnos en la patología, es decir en la enfermedad. Insisto que la palabra culpa está demás, ¿qué genera la culpa? generalmente las situaciones que nos hicieron reaccionar.
Complejo cuestionamiento, pero me inspira el tema después de los planteamientos de Beatriz, con quien no nos conocíamos, pero ella quiso hacer de mí su confidente; me esperaba a la hora en punto en el lugar acordado, desde la distancia la distinguí temblorosa, como si se fuese a encontrar con el peor de los fantasmas, bastó un abrazo para que el temblor se espantara, yo también me sentí cómoda, es más tranquilizador encontrarse con alguien que experimenta lo que yo, que con seres prepotentes o arrogantes.
Pasó la hora en una salita asoleada del Hospital, Beatriz relataba su niñez, sus intervenciones ante otros que siempre la dejaban insegura, resaltaba las críticas a las cuales les damos tanta importancia, comentaba de las inesperadas propuestas que la indignaban y a la vez, del por qué tantas cosas a ella no más le pasaban.
Dejarla expresarse era una vida más como la de cualquiera de nosotros, con otros matices, con otra lectura, pero con los mismos miedos, las mismas preguntas sin respuestas, por que no comunicamos o compartimos lo que sentimos o pensamos.
Juntas fuimos descubriendo que poco se conocía, tenía fuerza para defender su verdad, pero la bipolaridad después la hacía flaquear y quienes conocemos este mecanismo sabemos que así se da, en mi experiencia la psicoterapia me ayudó a superar en gran medida esta desagradable sensación, recuerdo haber hablado bajito por ejemplo, al hacer un trámite, cosa que corregí gracias al consejo de mi psicóloga, mi naturaleza es espóntanea y sincera, pero las inseguridades del trastorno bipolar, nos lleva a escondernos como si fuéramos a cometer un delito.
Cuando alguien llama diciendo estoy muy mal y además dice, no sé qué hacer, lo cierto que hay que tomarlo en serio, pero Beatriz si es que estaba mal, era por guardar silencio de lo que no se atrevía a compartir, en su vida sí había más de algún profundo dolor como en todos, pero esto no es motivo para cerrar puertas y ventanas impidiéndose ver la claridad del día y de la luna o las estrellas en el anochecer, en ella, como muchas veces, en nosotros, el pasado nos impide oxigenar nuestras vidas, comprender, entender que hoy es el día para purificar el pensamiento es una tarea para practicar.
Beatriz dijo irse aliviada, agregó nunca pensé que hacía tantas cosas bien...
jueves, 29 de abril de 2010
martes, 27 de abril de 2010
Buscando aliento
Comúnmente no es recomendable que un paciente quien lleva un tratamiento dentro de una crisis, asista a los encuentros con otros que se encuentran estables.
Pero, cuando se le dedica atención personalizada al paciente en cuestión, se logra la satisfacción de verle despertar a los estímulos brindados, hoy María sufre el duelo de la partida de su esposo, su sufrimiento no es solo eso, tambien el vacío que ha quedado en sus hijitas, su pena la hace más onda aún, el darse cuenta que toda su familia padece de verla enferma a ella.
Fueron muchos los incentivos que se le entregaron, como por ejemplo querer mostrarle que fortaleza es la herramienta que puede hacernos volver a caminar, sus lagrimas recorrían los mil recuerdos de su amado, parecía que nada le hacía sentido, esto unido a su bipolaridad agrava más aún su realidad, recordaba que conoció a una especial joven bipolar y antes que ella fuese diganosticada, vio como se burlaban de aquella paciente que era objeto de mofas y criticas.
Ella siente que ahora con ella pueden ser igual, esas sensaciones no nos ayudan a mejorar, la critica mal intencionada, no está sólo para quienes llevamos estos impases de salud mental, pero es allí donde necesitamos compartir con otros iguales para demostrarnos que no tiene valor el actuar de los ignorantes autodominados cuerdos; porque nada tiene más valor que el conocimiento de lo que somos y queremos llegar a ser no para los otros sino para sí mismo, hasta conformar una hermosa melodía a través de nuestra alma, de nuestro buen espíritu para crear una sinfonía que resonará más armoniosa en el silencio, trasfomándose en la mejor compañía.
Somos seres racionales, pero nuestra particular sensibilidad nos demuestra que podemos elevarnos a lo sublime a lo puro, que es algo mejor que mil buenas razones.
María junto a su duelo logró contagiarme con sus lagrimas, ella lleva un cúmulo de cuestionamiento, se siente culpable de traspasar a sus cercanos su estado, está conciente de la responsabilidad de dar bienestar a sus hijas. Su mirada se iluminó al comprender que si logra reconocer sus cualidades, virtudes y crecer en voluntad, cada cual de quien ella ama, recuperará la dicha que hoy está dormida.
La responsabilidad está en aceptar la bipolaridad, que no es otra cosa que episodios que vienen y afortunadamente se van para no mantenernos atrapados dia a día.
Sí, es posible aceptar la bipolaridad, así se fundirán más pronto esas lagrimas que a veces nos hace derramar.
Pero, cuando se le dedica atención personalizada al paciente en cuestión, se logra la satisfacción de verle despertar a los estímulos brindados, hoy María sufre el duelo de la partida de su esposo, su sufrimiento no es solo eso, tambien el vacío que ha quedado en sus hijitas, su pena la hace más onda aún, el darse cuenta que toda su familia padece de verla enferma a ella.
Fueron muchos los incentivos que se le entregaron, como por ejemplo querer mostrarle que fortaleza es la herramienta que puede hacernos volver a caminar, sus lagrimas recorrían los mil recuerdos de su amado, parecía que nada le hacía sentido, esto unido a su bipolaridad agrava más aún su realidad, recordaba que conoció a una especial joven bipolar y antes que ella fuese diganosticada, vio como se burlaban de aquella paciente que era objeto de mofas y criticas.
Ella siente que ahora con ella pueden ser igual, esas sensaciones no nos ayudan a mejorar, la critica mal intencionada, no está sólo para quienes llevamos estos impases de salud mental, pero es allí donde necesitamos compartir con otros iguales para demostrarnos que no tiene valor el actuar de los ignorantes autodominados cuerdos; porque nada tiene más valor que el conocimiento de lo que somos y queremos llegar a ser no para los otros sino para sí mismo, hasta conformar una hermosa melodía a través de nuestra alma, de nuestro buen espíritu para crear una sinfonía que resonará más armoniosa en el silencio, trasfomándose en la mejor compañía.
Somos seres racionales, pero nuestra particular sensibilidad nos demuestra que podemos elevarnos a lo sublime a lo puro, que es algo mejor que mil buenas razones.
María junto a su duelo logró contagiarme con sus lagrimas, ella lleva un cúmulo de cuestionamiento, se siente culpable de traspasar a sus cercanos su estado, está conciente de la responsabilidad de dar bienestar a sus hijas. Su mirada se iluminó al comprender que si logra reconocer sus cualidades, virtudes y crecer en voluntad, cada cual de quien ella ama, recuperará la dicha que hoy está dormida.
La responsabilidad está en aceptar la bipolaridad, que no es otra cosa que episodios que vienen y afortunadamente se van para no mantenernos atrapados dia a día.
Sí, es posible aceptar la bipolaridad, así se fundirán más pronto esas lagrimas que a veces nos hace derramar.
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