En una de las charlas realizadas en el Centro Terapéutico de Psicología en la cuidad de Antofagasta, estuve frente a frente con una asistencia especial de familiares de pacientes bipolares. El comienzo fue escuchar algo como: "Uno no entiende nada y a veces piensa que esto no es ni siquiera una enfermedad"
Para mí como expositora del tema, motivador planteamiento porque es fácil y real la explicación, luego de dos horas, un final con absoluto convencimiento de los asistentes que no hacemos trampa en nuestra afección, nuestra afección es real, tan real como es demostrar qué, cuando pasa la crisis volvemos a la normalidad, eso fue importante de destacar porque comúnmente se nos sigue enjuiciando, me refiero a que se pone en duda la recuperación de nuestra cordura.
Los varones, esposos de pacientes, expusieron la importancia de tener conocimiento de la real afección. Llevar años sosteniendo reacciones inesperadas, largos tratamientos, descompensaciones, tambien afectan a quienes nos rodean. El compartir para intercambiar experiencias, hablar con la verdad sin verguenza ni prejuicios, permitió esa unión fraternal que se hace necesaria para sobrellevar esta realidad.
Si bien es cierto hay mucha información, es bueno verse las miradas y sentir de corazón la comprensión.
Quedó la inquietud de seguir reuniéndose, desde aquí los motivo a concretar la idea, demostrar a nuestra sociedad que nuestra condición bipolar es más que una enfermedad, aquella enfermedad que por momentos nos puede sacar de la realidad, también nos dota de inteligencia y sensibilidad que nos puede permitir ser un aporte.
lunes, 21 de septiembre de 2009
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